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Habilidades de la facilitación para situaciones de conflicto


En la actualidad existe una demanda cada vez mayor en la gente para que su voz sea tenida en cuenta en aquellas decisiones que afectan a sus vidas y también para que se les de la oportunidad de aportar su creatividad y conocimiento en las soluciones. Cada vez que un grupo de personas se reúne para ver qué hacer, tomar decisiones o resolver conflictos, se plantea la pregunta de quién debería participar, a quién se debería escuchar, qué proceso habría de seguirse. Todos nosotros estamos familiarizados con reuniones en las que unas pocas personas se colocan delante de todo el mundo y le dicen a la gente, sentada en filas, lo que tiene que hacer. Tal vez se les permita hacer algunas preguntas, pero casi nunca pueden aportar sus propias ideas.
Este proceso es unilateral y funciona de arriba abajo. Implica que algunas personas tienen “razón” y conocen las respuestas. El resto de la gente no tiene razón, o son ignorantes, o no tienen nada que decir o compartir. No se trata de negar el papel que pueden jugar los expertos en temas importantes, sino de resaltar que tal vez demasiado a menudo, las personas que tienen el poder escuchan sólo a los expertos y no escuchan a todo el grupo, o al público en general si hablamos de una comunidad local. Cuando el poder se utiliza de esta manera, las voces minoritarias tienen muchas dificultades para ser escuchadas, lo que es una fuente potencial de conflicto.
Una mayor participación es por tanto deseable, pero sin duda también es complicada. ¿Quién no ha tenido la experiencia de estar en una reunión en la que nadie se ha preocupado o sabido cómo llevarla, descuidando el proceso y las personas? En estos casos es fácil ver cómo se ridiculiza a algunas personas, incluso cuando todavía están hablando, las discusiones se tensan hasta límites insoportables, los abusos están todo el tiempo en el aire. No es de extrañar que mucha gente prefiera no abrir la boca en este tipo de reuniones. También en grupos de iguales es fácil observar cómo la gente con poder y rango abusa inconscientemente de su posición, mientras que otras personas con menos rango sufren en silencio y no hablan en voz alta por miedo a las consecuencias.
No hay necesidad de reuniones así. Existen habilidades y procesos, que se pueden aprender, para organizar las reuniones de una manera en la que todo el mundo participa y comparte su saber. Siempre que un grupo de personas se reúne para crear una visión, tomar decisiones, planear actividades o resolver conflictos, existen diferentes opciones de cómo conducir tales encuentros. No importa cual sea la opción elegida, el grupo tiene mucho que ganar utilizando las técnicas de la facilitación y aprendiendo sus habilidades.
El facilitador puede ser una persona del grupo con las habilidades y conocimiento apropiado, en cuyo caso es recomendable para todo grupo contar con diferentes personas formadas y que puedan ejercer esta función de manera rotativa. Puede ser alguien de fuera del grupo, que es aconsejable en el caso de decisiones complejas e importantes o de un conflicto que el grupo no puede solucionar con sus propios recursos
ALGO DE BIBLIOGRAFÍA
"El corazón del conflicto" Brian Muldon
Krishnamurti: el conflicto
"Tu ganas yo gano" Helena Cornelius y Shoshana Faire
"Con el amor no basta" y "Prisioneros del odio" Aarón T. Beck
"Herramientas para trabajar en mediación" Francisco Diez y Gachi Tapia
"Controle su ira antes de que ella le controle a usted" Albert Ellis
"Cambio" Paul Watzlawick, John Weakland y Richard Fish
"Sentados junto al fuego", de Arnon Mind

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